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Contra scholasticos: en las guardas de Froilán Díaz

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Mucho se ha dicho en estas páginas sobre la polémica de los modernos contra los escolásticos. Hoy les presentamos un librito que atestigua profusamente la batalla, a saber, Logica rationalis per quaestiones, et articulos divisa juxta mentem D. Thom. Su autor es Froilán Díaz, dominico legionense perseguido por la Inquisición.
El exorcismo del rey Carlos II lo puso en aprietos con el Santo Oficio.

El exorcismo del rey Carlos II lo puso en aprietos con el Santo Oficio.

El libro.

FD13

Detalles físicos: Sin encuadernación original, actualmente encuadernación rígida en pergamino. Guardas con varias anotaciones manuscritas. Portada impresa en una sola tinta, desprendida, sucia, tiene un pequeño grabado. Dedicatoria. Licencias y permisos. Privilegio real. Tasación. Erratas. Cenefas. Mayúsculas capitales. Texto en dos columnas. Signaturas y reclamos. Guardas en regular estado de conservación, papel manchado. Reparaciones anteriores (págs.424 a 245 entre otras).
Contenido. Dos cuestiones introductorias: El ente de razón. Cualidad y existencia. Causa eficiente del ente de razón. El universal. Existencia y naturaleza. Los predicables. Género y Especie. Los antepredicamentos. Los predicamentos. La Demostración. La Ciencia.

La polémica.

Lo interesante, sin embargo, viene en las guardas:

G1

Vamos por partes. La primera es nota frecuente en libros tomísticos:
Nisi quae terris semota suisque / temporibus defuncta uidet, fastidit et odit. Año de 91 primero de agosto.
(Horat. Epist. II 21-2); versión de Caro: “Y escritos que los lindes no salvaron / del espacio y del tiempo, menosprecia”.
Contrapunteo dieciochesco:
Istorum ego optarim pauperrimus esse librorum.
La cita latina es una adaptación de Horacio, Serm. I 1 78-9: horum / semper ego optarim pauperrimus esse bonorum. Trad. de Burgos: Pues yo de tales bienes / pobre toda mi vida ser deseo. Los versos adaptados, entonces, traducen: desearía ser pobre de estos libros.
A lo que responden: Stulte, quid hȩc frustra uotis puerilibus optas? Necio, ¿por qué haces votos tan pueriles? El verso es ovidiano: Tristium, III 8 11.
Agregan: Certe pauper erit qui optimos libros respuerit. Sin duda será pobre quien los mejores libros rechazare. Además: Peripatum et prȩsens et postera plaudet ȩtas. Así el presente como el futuro aplaudirán el Peripato. Abajo: *Es decir, reprobarán.
En otra guarda tenemos:

G2

Peripatum et prȩsens et postera plaudet ȩtas. Copiamos los versos latinos con su original:
Fernando Ruiz de Villegas

Fernando Ruiz de Villegas, Venecia, 1734.

La décima en que vierten el original latino es graciosa y sonora. El único ripio es “y buscando ocasiones / de eternizar sus nombres”.
En las guardas posteriores tenemos cantos de victoria:

G3

Los versos latinos son copia errada de la Égloga II de Virgilio, a la letra: Nonne fuit satius tristis Amaryllidos iras / atque superba pati fastidia? nonne Menalcan, [¿No fue demasiado soportar las tristes iras de Amarilis y sus desdenes soberbios? ¿No a Menalcas…?].

G4

En las guardas posteriores hallamos versos sueltos:
Espectet facilemque fugam, ventosque ferentes [exspectet, En. IV 430]. Buen viento espere y que la mar se ablande (Caro); que espere una fuga expedita y vientos que lo lleven.
En azul, la retahíla Peripatum etc.
Efuge uenturos, qua potes, usque rogos [effuge (Ov. Trist. III 7 54)]: en cuanto puedas, huye de la pira venidera.
En la otra página, los textos de fondo:

FD6

¿Quis huius? Viri inconcinam adeo, ac rudem omnino dicendi formam tacitus ȩquo animo, quin non dicam objurget, uerum et increpet perferre ualebit? Quis? Scholastici certe, qui plerique ducunt enop[?] in inutilibus uanisque impender? cum juventutis dispendio, temporis iactura, ac familiaris impendiis. Año de 91.

Matheseos studium, Peripato neglecto, omni nomini conditioni atque statui prodesse, atque ad omnes scientias, et prȩsertim ad Theologiam, perutile et necessarium esse, soli cȩci atque rudes inficiari poterint. Año de 91.

 

¿Quién tendrá la fuerza de soportar, callado y con ánimo sereno, la muy desmañada y muy ruda expresión de este señor; quién que no la censure al menos o incluso la repruebe? ¿Quién? Los escolásticos, por cierto, que en su mayoría creen y se emplean en cosas inútiles y vanas, con perjuicio de la juventud, pérdida de tiempo y gastos familiares.

 

Que el estudio de las Matemáticas, abolido el Peripato, es útil a toda condición [?] y estado; y que es muy útil y necesario para todas las ciencias, principalmente para la Teología, solo los ciegos y rudos podrán negarlo. Año de 91.

FD7

Una nota curiosa:

Carlos

Que sepamos, esos no son títulos de Carlos III, quien había muerto en 1788.


Nova et vetera: ayer y hoy

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Hallamos en la Revista (2 1905) una curiosa nota sobre el lema que acompaña a la publicación. No lleva firma, pero cabe suponer que la redactó Carrasquilla: nadie más osaría llamar “viejo” al rector…
nv1a

La divagación gramatical también apunta a la autoría de Carrasquilla.

nv2

Nótese el uso de “descrestar”.

nv3

Progreso es marcha hacia adelante, desde un punto fijo.

 

Descrestar y otros, en Cuervo, Apuntaciones.

Descrestar y otros, en Cuervo, Apuntaciones.

Nova et vetera.

El origen de la frase es un pasaje bíblico, como se dice en la plática:

noua

Es una frase muy del gusto de los neotomistas:
Nótese el lema de la revista, fundada en 1894.

Nótese el lema de la revista, fundada en 1894.

Ahora bien, no sobra insistir en que dicha frase no es lema del Colegio, ni sobrenombre de la Revista, como ahora se cree:

noua2

 


París no se hunde.

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Es exacta la afirmación de que París es un pueblo construido sobre un río. Dicho río, el Sena (Seine, en inglés, francés y alemán; Sequana en latín -léase Sécuana-, en griego Σηκουάνας -léase Secuánas-). César lo menciona, primeramente, como límite geográfico: Gallos ab Aquitanis Garumna flumen, a Belgis Matrona et Sequana dividit (el río Garona separa los galos de los aquitanos; el Marne y el Sena, de los belgas). Luego dirá de la ciudad: Labienus (…) Lutetiam proficiscitur. Id est oppidum Parisiorum, quod positum est in insula fluminis Sequanae (Labieno parte a Lutecia, pueblo de los parisios, ubicado en una isla del río Sena).
Lutetia vulgari Nomine Paris, Urbs Galliae Maxima, Sequana Navigabili Flumine Irrigatur ... - Braun & Hogenberg, 1599. Disponible en la red.

Lutetia vulgari Nomine Paris, Urbs Galliae Maxima, Sequana Navigabili Flumine Irrigatur (…). Braun & Hogenberg, 1599. Disponible en la red.

La orilla izquierda y derecha del hecho se unían naturalmente mediante dichos montículos. El paso del río, en sentido sur-norte, era lo que los romanos llamaban cardo maximus (eje principal).

Navegantes.

Fuente: Wikipedia.

Fuente: Wikipedia.

Con tal geografía, era normal que los barqueros tuvieran un poder importante. Parece que desde la época romana una liga de barqueros ya controlaba el comercio local. De ellos provendría el escudo de armas y el lema. En todo caso, la divisa es oficial desde 1853, por obra de Haussmann, a la sazón prefecto del Sena. Copiamos de la fuente:
Les devises des villes de France : leur origine, leur historique, avec les descriptions des armoiries et quelques reproductions / /c Henri Tausin

Les devises des villes de France : leur origine, leur historique, avec les descriptions des armoiries et quelques reproductions (pp. 128-30). Henri Tausin. Disponible en archive.org

El origen de la frase, según Francisco García Romero, es un pasaje de Hipólito de Roma, en una obra sobre Cristo y el anticristo:
fluctuat-nec-mergitur graece

Hippolyti Romani quæ feruntur omnia, Græce e recogn. P. A. de Lagarde. Disponible en la red.

El mundo es un mar, en que la Iglesia, como la nave en el piélago, si bien se bambolea, no zozobra.
Los vecinos de París recuerdan hoy el lema de sus ancestros navegantes.

Cushing, un cardenal que no sabía latín

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Los funerales de John F. Kennedy son memorables por varios aspectos, entre los cuales queremos destacar uno: la misa. Sobre la liturgia, a cargo del cardenal Cushing, un cura anónimo recuerda: “His Latin was atrocious”[1].
La viuda porta la bandera, mientras

La viuda porta la bandera, cerca del cardenal (derecha, de espaldas. Fuente: Wikipedia).

No es, ni mucho menos, el único capítulo polémico de Cushing, arzobispo de Boston, referente a la lengua de Roma. Del Concilio Vaticano II (1962-5: es decir, anterior y posterior a los funerales mencionados) también salió mal librado, gritando “I cannot understand Latin”. La cosa trascendió: un obispo, anónimo como el cura anterior, recordó que Cushing solicitó el servicio de traducción simultánea. En fin, el latín de sus homólogos era griego para él. Hay más: Cushing, al parecer, no ocultaba su desconocimiento de la lengua sagrada. No era el único en exhibir, de tan particular modo, un presunto brote de “revolución de las sotanas”, en favor de las lenguas vernáculas.
La cosa tiene su misterio, pues Cushing se graduó del colegio destacándose por sus logros en lenguas clásicas. Lo cual debe compaginarse con el hecho de ser inmigrante (reconocido como irlandés del siglo, en Boston) y, por tanto, de extracción humilde. En efecto, se le recuerda como alguien divorciado de ceremonias y abierto a su feligresía. Y más allá: el arzobispo intervenía en congregaciones de protestantes y judíos por igual.
Cercano a la familia Kennedy, de dicho vínculo resultó su postrera salida en falso: en 1968, Jacqueline se unió a Onassis, divorciado. El cardenal no solo no atendió las sugestiones de excomunión, sino que siempre se pronunció en favor de la viuda[2]. Parte por dicha actuación y parte por un cáncer que minaba su salud, Cushing renunció su puesto poco antes de morir.
En las necrologías se le recuerda por su hablar modesto (down-to-earth), franqueza que producía titulares de prensa y un humor que no respetaba ni a Juan XXIII. Por ello no extraña que, en una visita a su ancestral Irlanda, en 1965, reconociera que no había entendido nada de lo que ocurría en el Vaticano II.
Necrología. En el cuadro, una muestra del humor arzobispal.

Necrología. En el cuadro, una muestra del humor arzobispal. The Montreal Gazette, 3-11-1970.

Latín eclesiástico.

Vamos a ver: ¿sí era tan malo el latín del prelado? Además de testimonios propios y ajenos, existe prueba documental. Jeff Ostrowsky, en su blog Views from the choir loft, comparte un audio en que Cushing no brilla por su dicción. Allí mismo, pone una muestra del obispo Gracida, dueño de un latín más canónico…
Parte de la citada necrología, donde se ve que sus detractores disparaban de todos lados.

Parte de la citada necrología, donde se ve que sus detractores disparaban de todos lados.

Fuentes:

[1] Jeff Ostrowsky, en su blog Views from the choir loft. Consultado en 10-12-2015: http://www.ccwatershed.org/blog/2013/sep/9/funeral-john-f-kennedy-low-mass-1963/

[2] Necrología, en The Montreal Gazette, 3-11-1970; en línea, consultado en 10-12-2015.


Horacio en el Rosario: traductores colombianos

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Uno de los hijos de este colegio aumentó la biblioteca de traductores colombianos, capítulo Horacio. Francisco Vergara Barros fue colegial y uno de los primeros alumnos del doctorado en Filosofía, graduado en 1896. Su tesis versó sobre La vida y las obras de Quinto Horacio Flaco, publicada ese mismo año en Bogotá.
En política, llegó a ser gobernador del Magdalena, de donde era oriundo (1908-9). Tiempo después, en asocio de otros rosaristas que ocupaban curules en la Cámara de Representantes, logró pasar un proyecto de Ley en busca de un auxilio para la reparación del Claustro, proyecto que luego fue apoyado en el Senado por el también rosarista Dr. Pomponio de Guzmán. Todo ello vino a parar en la Ley 58 de 17 de noviembre de 1917, con que se ayudó a remediar los estragos del terremoto de dicho año.

Horacio en Colombia.

Reseñamos, en esta ocasión, el libro de Vergara (n. topográfico E37N152), publicado en 1915, según se ve en la imagen:

v7

Tenemos, pues, que Vergara pulió sus versiones al menos por dos décadas. Y en ellas seguía, cuando lo sorprendió la muerte en 1921.
De los inicios de su ardua labor, hay mención en un artículo de la Revista Gris (Tirado, R. (Julio, 1894). Traductores. Vol. 2 (7). Consultado en: http://www.bibliotecanacional.gov.co/revistas/index.php/rgris/article/view/599/662):

v4 - copia

Pocos meses antes, Salomón Ponce Aguilera, codirector de la revista, escribió a Menéndez Pelayo solicitándole un concepto sobre las versiones del colombiano. Consultando la biblioteca virtual dedicada al sabio peninsular, parece que nunca contestó la solicitud:
Imagen del copiador de correspondencia, disponible en www.larramendi.es

Imagen del copiador de correspondencia, disponible en http://www.larramendi.es

Entrando en materia, elegimos una breve poesía horaciana, de fácil inteligencia, para proceder a mirar el mérito de Vergara, comparando con otra versión por Miguel Antonio Caro, a quien Vergara le dedica el volumen de traducciones.
Hor. Od. I 8:

Lydia, dic per omnis

te deos oro, Sybarin cur properes amando

perdere, cur apricum

oderit campum patiens pulveris atque solis,

cur neque militaris

inter aequalis equitet, Gallica nec lupatis

temperet ora frenis?

cur timet flavum Tiberim tangere? cur olivum

sanguine viperino

cautius vitat neque iam livida gestat armis

bracchia saepe disco,

saepe trans finem iaculo nobilis expedito?

quid latet, ut marinae

filium dicunt Thetidis sub lacrimosa Troiae

funera, ne virilis

cultus in caedem et Lycias proriperet catervas? [reproducimos el texto que da Perseus Digital Library]

Veamos ahora las versiones:

v8a

Izquierda, Vergara, Odas de Horacio, 46-7; derecha, versión de Caro, en sus Obras completas, tomo I: 213-4; disponible en archive.org

Análisis:

vv. 1-4 (del original): coinciden ambas versiones; sin embargo, “avezado gozaba / en sufrir el sol y el polvo”, de Caro, parece más cercano al patiens pulveris atque solis.
vv. 5-7: “rige galicano potro”, de Caro, hace pensar en anglicano, adjetivos más corrientes en sentido religioso.
vv. 8-12: “a llegar no se atreve / orillas del Tibre rojo”, de nuevo Caro, empleando arcaísmos. Vergara no traduce flavus, referido al Tíber, definido así por el LSJ: reddish yellow (from the puzzolan earth on its ground). Olio es variante de óleo, como Tibre de Tíber.
Mejor Caro cuando dice “airoso” que Vergara “hábil es”, por el latín nobilis.
vv. 13-6: ambos simplifican filium marinae Thetidis en Aquiles. Al contrario, amplifican caedem (matanza) en “cruel fiera matanza” y “terrífico destrozo”.

Bibliografía:

Vergara, F. (1915). Odas de Horacio. Bogotá: Arboleda & Valencia.

Rivas, J. (1993). El latín en Colombia. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo.

Ortiz, Á. (2003). Historia de la Facultad de Filosofía y Letras: 1890-1930. Bogotá: Centro Editorial Universidad del Rosario.

 

Apéndice.

Compartimos una versión inglesa en prosa, de Niall Rudd para Loeb Classical Library:

Inglés

 


Del Digesto latino al Reader’s Digest

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El que mucho abarca…

Nuestro monumental Corpus, en edición elzeviriana y amstelodamés de 1663.

Un libro que lo abarca todo es una enciclopedia, como sabemos todos desde el colegio. Ya en la universidad, los estudiantes de Derecho oyen una palabrita rara, aplicada a una antigua compilación de leyes. En efecto, el trabajo de codificación, ordenado por Justiniano (483-565), recibió el nombre de Pandectas (si ud. habla griego) o Digesto (si prefiere el latín). Pandectas había sido el nombre de un diccionario universal o enciclopedia, trabajado por Tirón (liberto de Cicerón) y Doroteo. Haciendo etimologías toscas, pandectas (πανδέκται: pandéktai) significa “que recibe todo” o donde cabe todo[1]. Eso por el lado griego. Por el latino, la palabra digestum[2] se relaciona con un verbo que significa dividir, distribuir (un libro por títulos o capítulos, por ej.) y digerir, claro.
Andando el tiempo, nos topamos con el latinajo por allá en 1922, cuando DeWitt Wallace, hijo de un filólogo clásico, empleó su convalecencia de la Primera Guerra Mundial en seleccionar y editar materiales de varias revistas. A la manera de sus predecesores, dio a luz un Digesto: el Reader’s Digest.

Primer número de la revista, en febrero de 1922.

Vida de las palabras.
Consultando el DRAE, resulta que digesto solo se usa en el ámbito jurídico. El Merriam-Webster, en cambio, indica que digest es palabra corriente en inglés.

[1] Según Félix Restrepo. (1937). Llave del griego. Friburgo de Brisgovia: Herder.

[2] Participio pasivo. El título del libro es Digesta, en plural.

*Ambos diccionarios se consultan en línea.


De mosquitos y latines

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Anda revoloteando, en estos días, un mosquito por las noticias de actualidad. Criatura de la cual no nos ocuparíamos, si no fuera por su peregrino nombre: Aedes aegypti (léase aédes aiguípti).
Omitiendo lo que todo el mundo sabe (mosquito que transmite zika, etc.), nos concentraremos en analizar su nombre.

Mosquito grecolatino.

Ilustración de Meigen.

Ilustración de Meigen, Systematische Beschreibung der bekannten europäischen zweiflügeligen Insekten [fuente: archive.org]. El ojo inexperto no ve diferencias entre un culex y un aedes.

Cuando uno cree que la denominación es puramente latina, la cosa es un tris misteriosa, pues se traduciría como casa o templo de Egipto. Pero no hay tal: consultando bibliografía especializada, nótase que lo escriben Aëdes (con diéresis), lo cual descarta absolutamente la hipótesis inmobiliaria. Nada de casas o templos, ni de latines: la cosa va por el griego. Aëdes es la transcripción latina de ἀηδής[1] (aēdḗs), adjetivo griego que vale “desagradable”, “molesto”. Es decir, nuestro mosquito viene siendo un bicho “desagradable de Egipto”.

Algo de historia.

Hasselquist era alumno de Linneo

Hasselquist era alumno de Linneo, por cuyo encargó viajó a Oriente, en busca de muestras de una región poco conocida. A la vuelta lo sorprendió la muerte, por lo cual el maestro tuvo que fungir de editor. La obra está en Google Books.

No somos entomólogos, ni siquiera aficionados. Sin embargo, podemos decir que nuestra criatura apareció descrita, en 1757, por Federico Hasselquist, escuetamente como culex (aegypti) articulationibus candidis etc. Culex[2] es la palabra latina para mosquito. Cinco años después, y acomodándose al sistema de Linneo, se le removió científicamente el paréntesis: culex aegypti etc.
En 1818, Juan Guillermo Meigen usa por primera vez la palabra aedes, para referirse a un nuevo género. Ya no hay, sin embargo, referencia a Egipto. Declara, además, que el término es un grecismo acuñado por su colega Hoffmannsegg.
Detalle de la descripción de Hasselquist.

Detalle de la descripción de Hasselquist.

Algo de diccionarios.

Mosquito es un hispanismo viejo en inglés (s. XVI), cuya palabra tradicional es gnat. En español, mosquito aparece hacia el s. XIII[3]. Alfonso de Palencia, en su Universal vocabulario de 1490, trae un curioso remedio:
Culex. animal pequeño mosquito bolante assi dicho por su aguijon con que saca sangre este es zenzal. estos mosquitos no tocan al ombre que se vntare con asenxo cocho en olio[4].
Ya entrados en hispanismos, otra palabrita nuestra que ha hecho carrera es dengue, conocida en inglés desde principios del siglo XIX.
Dicho lo cual, y esperando no haber pecado en materia grave, cerramos este iter entomologicum.
Nótese que Meigen está citando entre comillas

Nótese que Meigen, op. cit., está citando entre comillas y que se refiere a la especie cinereus. Además, a Hoffmannsegg lo que le corresponde.

 

[1] Teognis dice, por ejemplo, que κωτίλῳ ἀνθρώπῳ σιγᾶν χαλεπώτατον ἄχθος, / φθεγγόμενος δ᾽ ἀδδὴς οἷσι παρῇ πέλεται (para el hombre parlanchín, callar es el más insufrible dolor. / Mas cuando habla es molesto para sus contertulios; Thgn.295-6).

[2] Horacio dice mali culices ranaeque palustres / avertunt somnos (los benditos moscos y las ranas del pantano ahuyentan el sueño, Hor. S. 1.5.14-5).

[3] (…) el que la touiere consigo (…) sera aguardado del danno de los mosquitos. & de todas maneras de moscas que sean pozonadas o mordedores. Et esto es mas descendiendo sobresta piedra la uertud de figura de mosquito; o de alguna destas otras moscas que dixiemos [RAE, CORDE; en línea].

[4] RAE, CORDE; en línea.


Joseph Ruesta y Aznar, médico desconocido

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Abriendo los libros del Archivo puede hallarse cualquier cosa: en una guarda se habla de Santafé, al lado de Mérida, Venezuela…
De don Joseph Ruesta y Aznar solo hemos podido hallar una mención: “En 1759, Román Cancino tuvo un pleito con José Ruesta Aznar por un reconocimiento médico[1]”. Fue todo lo que supimos, encomendándonos a Google.

R1

Sábese un poco más de José Vicente Román Cancino, protomédico en 1758. Mayorga, sin embargo, lo pone en la cátedra desde el año 53 (al parecer, la primera en Nueva Granada), añadiendo que era de Prima de Medicina y que, entre el 58 y 59, “aspira y obtiene el ejercicio del Protomedicato en Santafé”[2]. Dicho título aparejaría, desde junio del 60, la obligación de regentar la cátedra de Medicina en el Rosario.
Es decir, el famoso pleito debió de ser por el protomedicato.

La obra.

Conserva el Archivo Histórico un volumen cuyo título es Compendium medicinae universae: e scriptis probatissimorum auctorum, tam viventium quam mortuorum etc. [Compendio de toda la medicina, a partir de los escritos de los mejores autores, así vivos como muertos].
Detalles físicos: encuadernación rígida en pergamino. Lomo con tejuelo y rotura. Guardas, con faltante en la delantera. Portada impresa en una sola tinta, con varias anotaciones y sellos. Dedicatoria. Texto impreso en una sola columna con varios tipos y tamaños de letra. Párrafos numerados. Apostillas marginales. Signaturas y reclamos. Papel con muchas manchas. Perforaciones de insectos al final de la obra.
Compendio de medicina: Conceptos introductorios, Fisiología; Patología; Semiótica; Higiene; Terapéutica — Pirotecnia racional o curso de química, celebrado en 1671 y redactado ahora en forma de compendio / Miguel Ettmüller — Comentario a la Farmacopea médico-química de Johannes Schröeder / Miguel Ettmüller.

Un ex libris.

Hace falta investigar el origen y uso de los sellos.

Hace falta investigar el origen y uso de los sellos.

El libro trae el sello de Fernando Caicedo (1756-1832), luego lo tuvo después de Ruesta, aunque no fue médico.

R3

Las Yndias

Esta advertencia

de esta Ciudad se

encuentra en el prin

cipio del Reyno de

Santafee de Bogota

que por otro nombre se

llama el nuevo Reyno

de granada

Don Joseph de Ruesta

 

[Tachado]

Merida esta rodia de tres

Rios el principal se llama Cha

ma[3] el otro se llama Albarrega

que se gunda con Chama de

baxo la Ciudad.

 

tres rios en

merida

Primero es Chama el que

baxa del puerto (¿?) el segundo

es mucogun y este se junta

un pedazo mas avajo de la

Ciudad con Chama y por

el otro lado se sigue el Rio lla

mado albarrega por (¿?) el sitio

de dicha Ciudad formada como

si fuera una mesa (¿?)

entrambos Rios.

Ruesta

Bibliografía.

[1] Soriano, A. (1966). La medicina en el Nuevo Reino de Granada durante la Conquista y la Colonia. Bogotá: Imprenta Nacional.

[2] Mayorga, F. (2002). Índice de la documentación sobre el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario en el Archivo General de la Nación y en la Biblioteca Nacional (periodo hispánico). Bogotá: Centro Editorial Universidad del Rosario.

[3] Chama, Albarregas y Mucujún son los tres ríos de la ciudad de Mérida, Venezuela.



La Biblioteca Antigua (novedades bibliográficas)

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Desde la misma tapa se advierte el buen gusto del diseño

Desde la misma tapa se advierte el buen gusto del diseño, obra de Camila Cesarino Costa.

La Editorial de la Universidad del Rosario acaba de presentar al público el libro institucional del año 2015: Biblioteca Antigua. Circulación y conocimiento. Más allá de los elogios que merece la obra por su concepción, edición, diagramación, diseño, fotografía e impresión, para el Archivo Histórico de la Universidad esta obra es motivo de inmensa satisfacción. No solo porque pone de relieve la riqueza e importancia de su fondo impreso, sino porque todo el componente gráfico del libro –que no es poco– reproduce hermosamente imágenes que, en su totalidad, provienen de las obras que se guardan en dicha Biblioteca.
FN-000001

Un libro de esta clase no podía escatimar las capitales ilustradas.

Por sugerencia de la Editorial, se encomendó al Archivo Histórico hacer una selección de imágenes, teniendo en cuenta no solo los elementos estéticos y gráficos de los libros, sino las temáticas representativas de las cátedras que se enseñaron antiguamente en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario: Filosofía (Artes), Teología, Derecho civil, Derecho canónico y Medicina.
Las marcas

Las marcas tipográficas recuperan, fuera de la portada, todo su valor ornamental.

Desfilan, pues, por las páginas de esta obra tapas decoradas (madera o cartón forrados en piel, desgastadas por el paso de siglos) o sencillos pergaminos amarillentos; portadas ricas y elegantes o pobres y monocromas de algunos libros de texto, nacidos en modestas imprentas. Ediciones holandesas de Elzevir, de perfección minuciosa, acompañan apuntes manuscritos de catedráticos (por ejemplo, don Agustín Manuel de Alarcón y Castro) que “leyeron” sus cátedras en este Colegio Mayor durante la Colonia. Páginas en dos columnas, con caracteres góticos, como el incunable con los comentarios al Decreto de Graciano. O como los textos de antiguas leyes españolas que comenta –en latín– don Juan López de Palacio Rubios. También prolijos tratados de medicina, en los que se hermanan los autores griegos, árabes y judíos, maestros de la naciente ciencia médica europea.
Bonita

Bonita cenefa tipográfica, con “letra de suma”.

Además de estos aspectos gráficos, se destacan en el libro los rastros evidentes de las diferentes formas de la intervención inquisitorial de la censura, a tiempo que se explican sus motivaciones y procedimientos. En todos estos ejemplos y en los demás libros que siguen en el silencio de sus anaqueles, se resume y condensa el saber que era imperativo en la instrucción que impartían las instituciones de enseñanza coloniales.
El ex libris más famoso del Claustro.

El ex libris más famoso del Claustro, en composición con el párrafo.

Es de destacar que muchos de los libros que se muestran en Biblioteca Antigua. Circulación y conocimiento, pertenecieron a la Biblioteca personal de fray Cristóbal de Torres, arzobispo del Nuevo Reino y fundador de este Colegio Mayor (1653). Es importante señalar su afición por la medicina: la mayoría de los libros antiguos de medicina eran suyos. Y lo más sorprendente es que los leía con cuidado y con conocimiento. En una de las páginas del libro se resalta una nota marginal, de su puño y letra: “Medicamentum hoc inutile est” (este remedio no sirve). Su biblioteca personal constituyó la base sobre la que empezó a construirse esta Biblioteca Antigua.
Aunque rústicos

Aunque rústicos, los tipos griegos dan una belleza críptica, escultórica.

 

La censurable práctica de la censura

La censurable práctica de la censura, valga la redundancia, encuentra su valor estético en estas páginas.

Jaime Restrepo Z.

¡General, pare ud. la guerra! Entrevista a M. J. Bonnet

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Hace años, un oficial de alta graduación advirtió que el país tenía que acostumbrarse a oír a sus generales.
Efectivamente, hace cosa de veinte años que un general habló; y el país lo recuerda cada vez que se habla de paz. Pues bien, cogimos al general (r) Bonnet (de papaya, como se dice) en los pasillos del Rosario y le pedimos que nos recordara su peregrina idea para detener el conflicto, tema también recurrente en este país (aunque puede que esta sea la última vez, esperamos). Muchos años después, Bonnet habla https://www.youtube.com/watch?v=_HSiV-jZCQo[/embed] sobre la paz y la cultura griega.
Lysistrata defending

Lysistrata defending the Acropolis, por Aubrey Beardsley. Estas y otras en Illustrations to Lysystrata, en líena: https://ebooks.adelaide.edu.au/b/beardsley/aubrey/lysistrata/

Lisístrata en el Archivo.

Tenemos dos ediciones de Lisístrata. Una edición por Teodoro Bergk (1852), Aristophanis comoedias. Vol. II continens Aves, Lysistratam, Thesmophoriazusas, Ranas, Ecclesiazusas, Plutum. Lipsiae: Teubner.

FN-000000

Otra edición, con traducción inglesa, es la existente en la Biblioteca Loeb, a saber, Aristophanes III. Birds, Lysistrata, Women at the Thesmophoria. Ed. and trans. by Jeffrey Henderson. Cambridge, Massachusetts; London, England (2000): HUP. De la Introducción a dicho volumen tomamos lo siguiente:

FN-000005

La comedia fue producida por Calístrato en 411, posiblemente durante las fiestas Leneas. La pieza forma parte de las comedias políticas del autor, tema dominante en su producción de la década de 420. Allí, pues, aboga por la solución negociada y el panhelenismo. Históricamente, Atenas iba perdiendo la guerra, desde el desastre naval de Siracusa, en 413; el ejército espartano estaba a las puertas de la ciudad y sus aliados la estaban dejando sola. Además, había inteligencias entre espartanos y persas, incluso atenienses tenían contacto con Tisafernes. En ese ambiente de miedo y de sospechar conspiraciones, resulta nuestra cómica heroína con la suya propia: desbaratar los ejércitos (según el significado de Lisístrata en griego) mediante la privación sexual, a tiempo que se impide el giro de recursos para la guerra. El resultado: a los seis días los dos bandos pactan…
Argumento.

Argumento. Una tal Lisístrata, pergeñando una reconciliación entre los griegos, convocó una reunión, en Atenas, de las mujeres, incluso peloponesias y beocias. Persuadiéndolas de jurar no juntarse con los varones antes que dejaran de combatir entre sí, deja unas allí y ella misma con las demás se dirige a la Acrópolis, etc.

Aquí no solucionamos la emergencia en seis días: nos ha tomado casi sesenta años.

Curiosidades de la censura.

A nadie extraña que un cómico sea vulgar en la expresión. Extraña sí el caso de las versiones españolas de Aristófanes en que, cuando el lenguaje sube de color, el traductor pasa del español al latín. Vaya un ejemplo. Habla la protagonista:
ἀλλ᾽ οὐδὲ μοιχοῦ καταλέλειπται φεψάλυξ. / ἐξ οὗ γὰρ ἡμᾶς προὔδοσαν Μιλήσιοι, / οὐκ εἶδον οὐδ᾽ ὄλισβον ὀκτωδάκτυλον, / ὃς ἦν ἂν ἡμῖν σκυτίνη ‘πικουρία.
Intervención que un púdico traductor vierte así:
Nota

González, 87.

Henderson, en cambio: “Even lovers had vanished without a trace. Ever since the Milesians revolted from us, I haven’t even seen a six-inch dildo, which might have been a consolation, however small”.
Es decir, nuestro púdico amigo nos está escatimando el six-inch dildo, convertido en un vago recurso para consolar; además de “which might have been a consolation, however small” (lo de small son puras conjeturas de Henderson). En latín sí está, pero ni modo de ir a pedirle la traducción del pasaje a un cura…
Y cuando uno busca la palabra clave, da en un callejón sin salida: ὄλισβος, penis coriaceus. Es decir, dildo (para seguir la corriente de censura lingüística).

*Sobre la censura de autores clásicos: Marta González González. (2007). La censura en las traducciones de los clásicos griegos. El ejemplo de Platón y Aristófanes. Faventia 29/1. En línea.

 


Bártulos jurídicos y de otros

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Uno no tiene conciencia de muchas palabras que nos vengan del campo jurídico, aparte de los latinajos. Hoy les presentamos una, que va en franco retroceso: hagan el ensayo de averiguar cuántos amigos saben qué son bártulos…

Bártulos bibliográficos.

En el Archivo Histórico existe una serie de libros por el comentarista Bártolo de Sassoferrato (1313-1357), cuya enorme influencia se estima en la frase nemo bonus iurista, nisi sit Bartolista (esto es, nadie es buen jurista, si no es bartolista).
10a - copia

Prima [-Secunda] super Codice etc. Lion, 1527. Topográfico E28N048.

El libro, cuya portada compartimos, tiene unas dimensiones de 43 x 29 cm. Un auténtico mamotreto, de ahí que haya tomado popularmente el sentido de cosa voluminosa. Dice el DRAE:

bártulos

De Bártolo, famoso jurisconsulto italiano del siglo XIV, cuyos libros eran de uso común en las universidades. 1. m. pl. Enseres que se manejan.

Lista en seguida las locuciones en que entra dicha palabra, pero más nos interesa saber cuándo entró al español. Para ello no hay como el Diccionario de Corominas:
Breve

Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Madrid: Gredos, 2008.

Resulta, pues, que la palabrita va para cuatro siglos de uso en nuestra lengua. Agregamos que al jurista se le llamaba Bártulo desde el s. XV en español (Bartolus, en latín). Aducimos unos ejemplos del CORDE, algo anteriores a los que trae Corominas:

En esto se pasa un cuarto de hora. Después, confirmalla como pudiere, alegando a diextro y a siniestro textos y glosas, decretos y decretales, códigos y digestos, bártulos y baldos, sextos y clementinas, y a Paris de Putrio y a Lucas de Pella, sobre el volumen, y a Alejandro Magno y a Joanes de Platea, sobre los trece libros del código, y desta gente.

AÑO: c 1550

Arrimar los bártulos.

Por: dexar el estudio. “Bártulos” son libros.

AÑO: 1627
AUTOR: Correas, Gonzalo
TÍTULO: Vocabulario de refranes y frases proverbiales

D.ª Marta ¿Usted solo una comedia?
D. José. El título será bueno.
D. Lor. La brevedad sin sustancia;
ved si ofrece el argumento.
Todos. ¡Muy bien!
D. Lor. Pues ahora entro yo.
Toque la orquesta un momento,
ínterin que yo preparo
mis bártulos y comienzo. (Vase.)
D.ª Marta Saca aquí más luces. (Las saca.)
D. José. Gracias
á Dios que va amaneciendo.
D. Lino. Riámonos y al difunto
téngale Dios en el cielo.
D.ª Marta Callen ustedes, que va
á empezar ya don Lorenzo.

AÑO: 1768
AUTOR: Cruz, Ramón de la
TÍTULO: La visita de duelo

Alciato para hispanohablantes

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La obra del humanista milanés (Emblematum libellus, 1531) fue acogida rápidamente en el mundo hispano. Ya en 1549 circulaba una traducción de los emblemas en rima española y, cambiando de centuria, aparecerán acompañados del comento del catedrático Diego López.
Lea el texto íntegro.

Tito Livio y sus seguidores rosaristas

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Las guardas de los libros antiguos del Archivo a veces traen notas sobre la polémica escolásticos-modernos, de fines del s. XVIII.
Auténtica rareza es, entonces, una protesta en favor de Tito Livio, “el grande historiador de los romanos y padre de la latinidad más pura”. El autor es anónimo y desconocida la fecha. Cabe, sin embargo, ubicar el testimonio a fines del s. XVIII, por las siguientes razones: el tipo de letra, muy semejante a la de las quejas antiescolásticas; el catálogo de historiadores romanos, como se verá en seguida.

La queja.

Laméntase el anónimo discípulo de que no se conozca a Tito Livio, mientras que se abusa de Curcio y Nepote. Veamos la nota íntegra:

FN-000009

Señor doctor Pulga. Si el muy maltrecho estado de las letras en este Reino es de lamentarse con justas lágrimas, lo es especialmente la negligencia en el aprendizaje de la lengua latina. Aunque pasáramos por alto otras cosas, que darían materia suficiente, en verdad no podemos dejar de dolernos por el gran olvido de este autor, cuyos escritos pasan, en otras naciones, por las manos de los discípulos; pero que, en esta ciudad, no los conocen ni los maestros. Estúpidos nosotros al recriminar la ignorancia de estos asnos, como si pecaran solamente en ignorar a Livio, cuando no se despegan de Curcio y Nepote; a quienes, con no menos prepotencia y arrogancia, se esfuerzan en enseñarlos a los discípulos desde sus cátedras.

Vamos, pues, a comprobar cómo estaba la bibliografía histórica, dividiéndola en antes y después de 1800; es decir, libros antiguos frente a modernos.

El catálogo de 1800.

Se trata del primer intento de catalogación de la librería. Allí, en efecto, el índice de nombres solo pone a Livio (1573, de donde sacamos la queja) y a Tácito (1607); junto con un volumen que reúne a Eutropio y a Pablo Diácono (1512).
FN-000000 - copia

Primer libro de Eutropio.

 

FN-000001 - copia

Primer libro de Pablo Diácono. Curiosidad onomástica: Graciano, de estirpe mediana, entre los cibalenses se conoció por Funario, ya que cinco soldados no pudieron arrebatarle una cuerda (funis) que llevaba para vender.

 

De Curcio hay, en efecto, un tomo en octavo; al lado de uno traducido por Mateo Ibáñez (hoy perdido). Además:
Dionisio de Halicarnaso (París, 1529), De origine urbis Romae.
Salustio, Fragmenta historiarum (Ámsterdam, 1661).
Plutarco, Graecorum Romanorumque illustrium vitae (Basilea, 1548).
Valerio Máximo, Dictorum factorumve memorabilium (Amberes, 1611).
Existen unas Antigüedades romanas, obra enciclopédica, por Thomas Dempster (1613).

FN-000000 - copia

 

Este libro esta expurgado conforme al Catalogo

Este libro esta expurgado conforme al Catalogo de 1632 y segun el nuebo catalogo de 1640.

Aparecen catalogados, pero hoy perdidos:  Flavio Josefo, De bello Iudaico; La Farsalia, de Lucano.

Libros modernos.

Tal era el estado de la bibliografía antigua. Veamos ahora lo que respecta al siglo XIX.
De Curcio hay, en efecto, tres copias (debe descontarse una, mencionada en el catálogo de 1800, sin saber cuál): De rebus Alexandri Magni, uno sin datos, otro de 1720, hecho en Padua; el último de 1776, impreso en Madrid. Los tres son monolingües latinos.
De Nepote hay dos copias, hechas por Didot (París, 1822; 1864). Con Curcio y otros existe en edición bilingüe latín-francés (París, 1847).
De Livio hay, además: edición de Edimburgo, 1751; Padua, 1759; París, 1775; ediciones bilingües latín-francés (París, 1810; 1844; 1869).
Tácito existe en edición parisina de 1760; edición bilingüe latín-francés (París, 1844).
César se cuenta entre nuestros incunables (Venecia, 1494); más otra edición sin identificar, pero seguro del s. XVI.

Palabras políticas de actualidad: plebiscito

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A pocas semanas del plebiscito, hemos dado en averiguar algo sobre la palabrita que anda en boca de todo el mundo. Este es un artículo lingüístico, no político ni filosófico, como se verá a continuación.

Principiemos por el Diccionario, a la mano de todos, gracias a internet:

plebiscito

Del lat. plebiscītum.

  1. m. Resolución tomada por todo un pueblo por mayoría de votos.
  2. m. Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre una cuestión política o legal.
  3. m. En la antigua Roma, ley que la plebe establecía a propuesta de su tribuno, separadamente de las clases superiores de la república, y que obligó al principio solo a los plebeyos, pero más tarde a todo el pueblo.

En la antigua Roma.

El foro romano, cerca del cual quedaba el comicio.

El foro romano, cerca del cual quedaba el comicio (grabado de Rome. Description et souvenirs, por Francis Wey. París: Hachette, 1873).

Como dice el Diccionario, la cosa nos viene del latín. Veamos:

Plebiscītum es palabra compuesta en la lengua del Lacio. La primera parte, plebs, significa “comunidad”, “pueblo”; con la particularidad de que populus comprende a todos los ciudadanos, mientras que plebs es lo que queda de excluir a senadores y patricios[1]. Es decir, plebs está comprendida dentro de populus; si bien podían usarse como sinónimos. La segunda parte, scītum, viene del verbo scisco, “aceptar, aprobar, asentir”, luego de examinar; también “votar”. Como sustantivo, scītum significa “ordenanza, decreto, estatuto”. En composición, para volver al principio, plebiscītum es el decreto del pueblo[2].

Ya entrados en latines, no vamos a escatimar el comentario sobre la voz “tribuno”; ciudadano a quien el Diccionario atribuye “elocuencia fogosa y apasionada”, y que uno no puede menos de relacionar con el político que figura en nuestros billetes de ínfima denominación. (Es decir, el Banco de la República acaso ha dado en el clavo histórico al ponerlo allí.) En fin, la palabra representa la primitiva división del pueblo romano en tres tribus (tri– es la raíz del numeral tres). El tribuno era, pues, representante de su tribu. No obstante el hecho de haber crecido hasta 35, siguieron llamándose tribus.

Dicho lo cual, falta apuntar un par de cosas relativas al plebiscito. La división política romana era, grossissimo modo, senado-asambleas. El sitio de reunión de estas se llamaba comicio[3] (comitium). Las reuniones o juntas se llamaban comicios (comitia), cuya naturaleza dependía del adjetivo que se le pusiera: curiata, si se votaba por curias (curiae); centuriata, si por centurias (centuriae); tributa, si por tribus. En principio, sus decretos afectaban solo a la plebe (plebiscita); luego, se extendieron a todo el pueblo romano.

En lengua española.

Para los estudiosos de las palabras, la RAE ofrece el monumental Corpus Diacrónico del Español (CORDE), que se puede consultar dirigiéndose a su sitio virtual. Allí reposan testimonios de la lengua, desde sus orígenes hasta 1974.

Pues bien, allí se registra plebiscītum en la obra de Nebrija, Vocabulario español-latino (1495):

Lei de pueblo romano.  plebiscitum

Lei del senado romano. senatusconsultum

Una del siglo siguiente (1589, Pineda, Juan de. Diálogos familiares de la agricultura cristiana):

Gustado he de vuestra doctrina, y me parece que se pudiera mandar sobre ella, lo que los lacedemonios mandaron sobre un buen parecer que dijo en el Senado uno llamado Demóstenes, no muy aprobado en virtud, que se levantase otro bien acreditado y dijese aquello mesmo, y en su nombre se pusiese por plebiscito y ley de vivir.

Brincando al siglo XVIII (1768, Mayans y Siscar, Gregorio. Idea de un diccionario universal de Jurisprudencia):

Obligación especialmente civil, es la obligación que introduce el Derecho civil, esto es, o la lei, o el plebiscito, o el senadoconsulto, &c.

Testimonio decimonónico y americano (Argentina, 1870; Mansilla, Lucio Victorio. Una excursión a los indios Ranqueles):

En este caso se hace un plebiscito y la mayoría dirime pacíficamente las cosas, ni más ni menos que como en un pueblo donde el sufragio universal campea por sus respetos.

Ahora, uno peninsular (1876, Anónimo. Manifiesto del Partido Republicano Reformista):

Si a pesar de esta opinión común las conveniencias de la política exterior o especiales circunstancias del país aconsejaran emplear un medio más rápido para legalizar el hecho revolucionario, se apelará exclusivamente por ese fin al plebiscito.

De fines de esta centuria es la mayoría de los ejemplos. Tres de un mismo autor (1884, Castelar, Emilio. Historia del año 1883):

Napoleón revelaba todo el móvil de su política y todo el secreto de su plebiscito en las siguientes palabras: “Dadme nueva prueba de confianza, depositando en la urna un voto afirmativo, y conjuraréis las amenazas de la revolución, y asentaréis sobre sólidas bases la libertad, y haréis más fácil en lo porvenir la transmisión de la corona a mi hijo”.

Gambetta proclamó que la triste apelación al plebiscito significaba el reconocimiento positivo de una superior soberanía nacional y la revocabilidad inmediata de todos los poderes imperiales.

Aquéllos que suspiran por una especie de Asamblea soberana, sin límites en su autoridad y sin contrapesos a su poder, no saben cómo hay una concepción más avanzada todavía dentro de la democracia: el plebiscito, y cómo dentro del plebiscito late por fuerza una amenaza terrible ¡ay! el Imperio.

Una de Juan Valera (1897, Notas diplomáticas):

Juzga lo más racional y justo la incorporación de Creta al reino de Grecia. Deja entrever que un plebiscito de los cretenses sería el mejor medio de que dicha incorporación se realizase.

Un plebiscito de alcance internacional (1899, Beltrán y Rózpide, Ricardo. La geografía en 1898):

Según acuerdo de 16 de Abril de 1898, la Reina Regente de España debía fijar las condiciones exigidas para tomar parte en el plebiscito que ha de decidir entre el Perú y Chile respecto á la propiedad y soberanía de la provincia de Tacna.

Mudando de siglo y de tono (1925, Anónimo. Plebiscito):

Nos limitamos a preguntar si el honor es aún hoy calderoniano y abrimos un plebiscito que concretamente en la siguiente fórmula:

¿Qué haría usted si se enterase de que su mujer le engañaba, en el peor sentido de la palabra?

A este plebiscito, pueden concurrir todos los españoles, jóvenes y viejos, ignorantes y experimentados, los unos con su intuición, los otros con su sabiduría. Ninguna opinión sobra. Las respuestas a nuestra Redacción, indicando que se destinan al plebiscito.

No solo de política van los plebiscitos (1940 – 1947, Madariaga, Salvador de. Vida del muy magnífico señor don Cristóbal Colón):

Los lectores de Don Quijote recordarán en seguida el plebiscito en la Venta (cap. XLV de la Primera Parte) para averiguar si el aparejo que se disputan Sancho y el barbero es silla o albarda, maravilloso paralelo con el plebiscito de Pérez de Luna para averiguar si Cuba es Isla o Tierra Firme.

Y aquí lo dejamos por hoy, prometiendo volver a menear la cuestión, a propósito de la voz “referendo”.

 

[1] Plebs a populo eo differt quo species a genere: nam appellatione populi universi cives significantur, connumeratis etiam patriciis et senatoribus: plebis autem appellatione sine patribus et senatu ceteri cives significantur (Plebe difiere de pueblo en lo mismo que la especie del género, pues en la denominación “pueblo” se significan todos los ciudadanos, contados patricios y senadores. En cambio, en la de plebe se significan los demás ciudadanos, excluidos los patricios y el senado). Definición de Justiniano, citada en LS, s. v.

[2] A instancias del magistrado de la plebe, según la definición de Festo: scita plebei appellantur ea, quae plebs suo suffragio sine patribus jussit, plebeio magistratu rogante (Llámanse decretos de la plebe aquellos que esta ordena con su voto, excluidos los senadores, a petición del magistrado de la plebe). LS, s. v. scisco.

[3] Comitium ab eo quod coibant eo comitiis curiatis, et litium causa. LS s. v. (comicio porque allí concurrían para las asambleas de la curia). Comitium se relaciona con el verbo coire “concurrir”.


Muchachas gaditanas y un supuesto baile flamenco

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Cádiz es ciudad antigua y estratégicamente situada. Mas hoy no nos interesa ni lo uno ni lo otro, sino unas curiosas alusiones a cierto producto de exportación: las puellae Gaditanae (muchachas gaditanas).
Las referencias literarias no son otras que dos poetas, uno hispanorromano: Marcial y Juvenal. Ambos aluden a la destreza artística de las gaditanas y a sus efectos en el público. Eso es lo que “consta de autos”. Ahora bien, que dicho baile, más bien lascivo, tenga algo que ver con la historia del flamenco es más que dudoso, como apuntan los expertos*.

Marcial.

Al parecer, quien más se entretuvo con ellas, pues dejó tres alusiones.
Una primera alusión (VI 71) nos informa que su destreza consiste en bailar, tocar castañuelas y acompañar la ejecución de gestos lascivos. Todo ello tan bien que podría encender pasiones en venerables ancianos.

Edere lascivos ad Baetica crusmata gestus

et Gaditanis ludere docta modis,

tendere quae tremulum Pelian Hecubaeque maritum

posset ad Hectoreos sollicitare rogos,

urit et excruciat dominum Telethusa priorem:

vendidit ancillam, nunc redimit dominam.

Ya antes nos había advertido que, en cierta cena (V 78), no habrá muchachas de la “corrupta Cádiz”, duchas en menear sus “lascivas grupas”. En cambio, habrá sana música de flauta.

nec de Gadibus inprobis puellae

vibrabunt sine fine prurientes

lascivos docili tremore lumbos;

sed quod non grave sit nec infacetum,

parvi tibia condyli sonabit.

Luego la cosa sube de punto (XIV 203): el baile es tan sugestivo que llevaría al pecado de Onán a todo un modelo de castidad, Hipólito.

Tam tremulum crisat, tam blandum prurit, ut ipsum

masturbatorem fecerit Hippolytum.

Juvenal.

Una referencia breve, pero coincidente en lo fundamental con las de Marcial. Allí se indica que las gaditanas se llevaban el aplauso cuando tocaban tierra con su vibrante baja espalda (Sat. XI):

Forsitan expectes ut Gaditana canoro

incipiant prurire choro plausuque probatae

ad terram tremulo descendant clune puellae;

Por la descripción de ambos autores, uno piensa más bien en un baile oriental. Los verbos indican deseo y movimiento vivos (urit, prurit, crisat), con visibles efectos. Los sustantivos, asimismo, indican una parte de la anatomía que hemos llamado baja espalda (lumbus, clunis).

 

 

*Goldberg, K., Bennahum, N., Hayes, M. Flamenco on the Global Stage: Historical, Critical and Theoretical Perspectives. Mcfarland & Co, 2015. Allí, Kathy Milazzo colabora con el capítulo “Ancient Dancers of Cádiz, puellae Gaditanae and Creation of Myth”.



Caldas jurista

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En el bicentenario del martirio de Francisco José de Caldas, ofrecemos un vistazo a una de sus facetas poco conocidas: el estudiante de Jurisprudencia. A partir de amargos desahogos epistolares, y usando los libros del Archivo, damos alguna idea de cuáles autores se estudiaban en su época.
Dice Caldas, en su primera carta a Mutis (Popayán y agosto 5 de 1801): “(…) me pusieron a Vinio en las manos; pero yo no había nacido para jurisconsulto. A pesar de los castigos, reconvenciones y ejemplos, yo no pude tomar gusto a las leyes ni a Justiniano, y perdí los tres años más preciosos de mi vida”.
Principiemos por Arnoldo Vinnio, el comentarista de Justiniano. Abundantes las ediciones, manoseadas durante siglos casi hasta su destrucción.
Comentario

Comentario académico y forense, revisado y anotado por Heinecio (Johann Gottlieb Heinecke). Nótese que es un ejemplar expurgado.

 

Ya se habló aquí del Corpus iuris civilis, por lo cual añadimos apenas otro ejemplar:
vin3

Los comentarios son de Acursio (Accorso di Bagnolo; c. 1182-1263); los escolios, de Dionisio Godofredo (Denis Godefroy, 1549 – 1622); notas, etc., de Jacobo Cuyacio (Jacques Cujas, 1522 – 1590); y otras arandelas que apenas caben en la portada.

Un juicioso biógrafo* aduce otros testimonios, en el mismo sentido: “Yo no trato sino de estudios amenos y compatibles con mi genio que mira con horror a los Vinios, Digestos y Murillos, a pesar del aprecio que hago de un buen jurisconsulto” (20-11-1800).
Murillo

Opus sane utile utile iuris studiosis (obra muy útil a los estudiosos del derecho). Pedro Murillo Velarde (1696-1753). Destaca de su biografía lo de catedrático en Manila.

“¡Qué dolor para mí verlos tantos años ocupados en leer mamotrejos de litigantes y sepultados en Martínez, Febreros etc.!” (20-7-1801). Posiblemente, el Martínez de la referencia es este:
Martínez

Fénix de la jurisprudencia hispánica, por Tomás Martínez Galindo. Según el Diccionario, fénix es “persona o cosa exquisita o única en su especie”.

 

Caldas letrado.

Parece, pues, que Caldas fue jurista a pesar suyo, como lo demuestran sus conceptos retrospectivos. Díaz Piedrahíta pone las cosas en contexto, más o menos así: para un joven de la época, las opciones profesionales eran el sacerdocio, la milicia y la jurisprudencia. dado su indudable talento, las dos primeras quedaban descartadas.
Otro dato de la vida rosarista de Caldas llama la atención: coincidió aquí con Mutis (1790-1), pero no hay huella de que se trataran ni de que hubiese ido a oír sus lecciones, tampoco de que se interesara por la Expedición Botánica. Cerca estuvo, empero, de sus parientes Camilo Torres y Tomás Tenorio. Completó, pues, sus cursos en el Rosario; volvió a Popayán a cumplir con el requisito de las prácticas e, incluso, ocupó la cátedra. Caldas fue, entonces, jurista “con todas las de la ley”. Renán Silva** sugiere que la carrera jurídica de Caldas se interrumpió por motivos de salud.
Lejos estaba de ser científico: en carta de 1795 confiesa que ignoraba “los sistemas de Linneo y Tournefort; apenas sé distinguir las partes de una planta”.

 

*Díaz, S. Nueva aproximación a Francisco José de Caldas. Episodios de su vida y de su actividad científica. Bogotá: Academia Colombiana de Historia, 1997.

**Silva, R. Los ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808: genealogía de una comunidad de interpretación. Medellín: Banco de la República – Eafit, 2002.

 


Luxorio, poeta de Venus

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Salió hace poco, en la Revista del Rosario, una nota sobre un desconocido poeta latino, entre antiguo y medieval. Allí se lee una muestra de sus obras, interpretadas por el autor.
Destacamos ahora una interpretación en forma de haiku. Dice así:

Epigrama 70:

Venus marmórea:
tus violetas te animan.
Mueve los brazos.

Cuyo original latino es:
lux-latine

Edición y traducción de Morris Rosenblum. Luxorius, a Latin poet among the Vandals. Columbia University Press, 1961.

Para no quedarnos atrás, proponemos una versión:

Venus en vistoso mármol recreada,

en el cuerpo ostenta signos de la vida.

Se ha infundido calor en los miembros

para animar con una flor su figura.

No hay allí engaño: si hay violetas,

adornarán rosas las caderas.

Para que el lector forme propio concepto, compartimos una versión inglesa:

lux-britannice

Mármol vivo.

Étienne Maurice Falconet: Pygmalion et Galatée[notes 1] (1763)

Étienne Maurice Falconet: Pygmalion et Galatée (1763). Fuente: Wikipedia.

No es una idea propia de Luxorio que un mármol cobrara vida. Su antecedente más notorio es el mito de Pigmalión, escultor enamorado de Galatea, hechura suya, según Ovidio. Lo que parece hacer Luxorio es basarse en la imagen de Venus coronada de violetas, acompañándole rosas en sus miembros inferiores (famulas inguinibus rosas), en una clara alusión a las potencias de la divinidad. Lo cual para el autor es muy verosímil (nec mendax locus est): si hay violetas, ¿por qué no rosas?

Contra los amigos de los libros

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Entre las curiosidades del Archivo Histórico, una poco visible es la reproducción de una cédula de excomunión, cuyo original reposa en la biblioteca de la Universidad de Salamanca. Documento que se explica por un problema inherente al funcionamiento de las bibliotecas: la plaga de ladrones de libros. Para conjurarlo, los religiosos echaron mano de remedios materiales y espirituales: encadenar los libros (libri catenati) y pedirle al papa que actuara moralmente contra los perpetradores. Así lo hicieron varios, como Pío V, allá por 1568.

Copia de la salmantina, existente en el Archivo.

El original latino es como sigue:
Commentarii In Generalia Statuta Ordinis S. Francisci Fratrum Minorum

Commentarii in Generalia Statuta Ordinis S. Francisci Fratrum Minorum etc., auctore Gaudentio Kerckhove. Colonia, 1709. Fuente: Googlebooks.

“Conciencia laxa” y “avaricia” son las causales del robo de libros, en perjuicio de las bibliotecas y con “peligro de su alma”. La pena va contra toda persona, de dignidad episcopal inclusive. Las copias de la bula debían llevar firma de notario público y sello de persona constituida en dignidad eclesiástica, para ser acreedoras a la misma fe del original.
Aprovechamos para corregir dos cosas, en la versión española que circula en internet. Nos parece más claro en español “conciencia laxa” que aquel “espléndidos con su conciencia”, acaso demasiado fiel al original. Además, la fecha de la bula es 4 de noviembre, no 14.

En el Archivo.

Advertencias similares existen en los libros del Archivo. Trátase de Aphorismi (…) pro concordia, pace & tranquillitate reipublicae conseruanda (Aforismos por la concordia, la paz y la conservación de la tranquilidad de la república), del religioso Juanetín Niño, en 1625. Allí se lee, en papel adherido al texto: “De la librería del Colegio del S. D. S. Buenaventura. Hay excomunión reservada a su Santidad para quien lo usurpare”.

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Lo mismo en el Diccionario histórico de Luis Moréri, con la aclaración de que la obra luego se vendió:
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Texto semejante al de una edición facsimilar mejicana:
Arte de la lengua japona (1738)

Arte de la lengua japona (…), por Melchor Oyanguren de Santa Inés. Fuente: Googlebooks.

En el mismo sentido, léese en una guarda sobre una bula de excomunión del papa Alejandro VII (1599-1677):
"(...) pena excommunicationis maioris et absolutio reservata ad su".

“(…) pena excommunicationis maioris et absolutio reservata ad subsesores eiusdem sumi pontificis”. Commentariorum in Isaiam prophetam (…) tomus primus, por Diego Álvarez de Medina.

Con pena de excomunión o sin ella, consta que los libros se extraviaban. Raro era que volvieran a sus anaqueles, como ocurrió con unas Concordantiae totius iuris canonici et civilis, por Sebastián Jiménez:
Del ilustrísimo señor

Del ilustrísimo señor maestro don Cristóbal de Torres, etc.

Veamos el folio 276, como recomienda la nota destacada:

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Sí, señores: felizmente recobrado en 1805.

VIII centenario de Salamanca en el Rosario

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“Octingentésimo” fue una de las palabras que, por su rareza, quedó sonando en el Aula Máxima del Rosario, cuando el rector de la Universidad de Salamanca tomó la palabra, en la celebración del octavo centenario de la academia salmantina. Octingentésimo es, pues, la manera latina de decir que algo alcanza ochocientos calendarios.
Detalle de un diploma salmantino, que alguien no tuvo problema en usar como encuadernación.

Detalle de un diploma salmantino, que alguien no tuvo problema en usar como encuadernación.

El Archivo Histórico ha querido darle base documental al evidente vínculo existente entre los claustros salmantino y rosarista. En las vitrinas puede verse:
Cédula real de Felipe IV en que se confirma que la fundación del Colegio del Rosario y su administración siguen los principios del Colegio de Salamanca. 12 de julio de 1664.
Constituciones por las cuales se gobierna y rige el insigne y celebre Colegio de Santiago Zebedeo que erigió en Salamanca el ilustrísimo señor Alfonso Fonseca y Acebedo. 1658.

Constituciones por las cuales se gobierna y rige el insigne y celebre Colegio de Santiago Zebedeo, que erigió en Salamanca el ilustrísimo señor Alfonso Fonseca y Acebedo. 1658.

Constituciones por las cuales se gobierna y rige el insigne y celebre Colegio de Santiago Zebedeo que erigió en Salamanca el ilustrísimo señor Alfonso Fonseca y Acebedo. 1658.
Constituciones para el Colegio de Nuestra Señora del Rosario en la ciudad de Santafé de Bogotá,  hechas y ajustadas por su insigne fundador  Fr. Christoval de Torres. 1666.
Diploma en pergamino de la Universidad de Salamanca (1585), con título de bachiller en Derecho al señor Buenaventura Quadrado.  Usado para encuadernar un libro titulado Tractatus de concursu et privilegiis creditorum etc.
Constituciones para el Colegio de Nuestra Señora del Rosario en la ciudad de Santafé de Bogotá, hechas y ajustadas por su insigne fundador Fr. Christoval de Torres. 1666.

Constituciones para el Colegio de Nuestra Señora del Rosario en la ciudad de Santafé de Bogotá, hechas y ajustadas por su insigne fundador Fr. Christoval de Torres. 1666.

In tres posteriores libros Codicis Imperatoris Iustiniani commentarii tomus primus. Comentarios a los tres últimos libros del Código del emperador Justiniano, seguidos de una Apología, del mismo autor, en defensa del Estatuto del Colegio Mayor de Cuenca, contra las calumnias de don Juan de Escobar. 1655. Francisco de Amaya, jurisconsulto de la Universidad de Salamanca.
Tratado sobre la gracia, ciencia y mérito de Cristo según la Tercera Parte de Santo Tomás (Cuestión 7 y siguientes). Anotaciones del curso impartido en 1626 en Salamanca. Por el Reverendo Padre Juan Chacón, de la Compañía de Jesús, profesor de Teología de la Academia salmantina.
Tratado sobre la gracia, ciencia y mérito de Cristo según la Tercera Parte de Santo Tomás (Cuestión 7 y siguientes). Anotaciones del curso impartido en 1626 en Salamanca.

Tratado sobre la gracia, ciencia y mérito de Cristo según la Tercera Parte de Santo Tomás (Cuestión 7 y siguientes). Anotaciones del curso impartido en 1626 en Salamanca.


Alejandro Aráoz Fraser: versiones horacianas

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Según la Biblioteca Aldeana de Cultura, Alejandro Aráoz Fraser nació en Bogotá el 26 de junio de 1904. Bachiller bartolino, “contabilista muy experto” y profesor de dicha materia en el Rosario. Tenía asimismo sus aficiones humanísticas.

Florilegio poético.

Existe, en el Archivo Histórico, un volumen de sus versiones poéticas. Fue, pues, poeta original y traductor de poesía, antigua y moderna.
araoz

Bogotá: Minerva, 1953.

Dentro de la muestra, tomamos aquella oda horaciana (I 11), famosa por la frase carpe diem (aprovecha el día). Veamos, entonces, la traslación de Aráoz, acompañada de texto latino:

El nombre, según la prosodia latina, debe ser esdrújulo: Leucónoe.

En punto de traductores colombianos, es forzoso comparar con la versión de Miguel Antonio Caro:
leuconoe-caro

Otra forma de distinguir las odas es citando la primera frase, como aquí. Obras completas de don Miguel Antonio Caro. Tomo I. Bogotá: Imprenta Nacional, 1918.

Oigamos ahora a Pombo, insigne horaciano:
Traducciones poéticas por Rafael Pombo. Bogotá: Imprenta Nacional, 1917.

Traducciones poéticas por Rafael Pombo. Bogotá: Imprenta Nacional, 1917.

Echando mano de nuestros fondos, sacamos la versión de Francisco Vergara Barros:
leuconoe-verg

Odas de Horacio. Tomo I. Bogotá: Arboleda & Valencia, 1915.

Una versión más bien reciente, de la antología de Óscar Gerardo Ramos:
ramos

Cratera (grave) es la acentuación en griego y en latín, luego el esdrújulo no tiene razón de ser. Antología de poesía latina. Traducción y notas de Óscar Gerardo Ramos. Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1981.

Existe asimismo una versión decimonónica, en prosa, para que el lector se guíe y evalúe las ya citadas:
leuconoe-campos-copia

Horacio español ó poesías lyricas de Q. Horacio Flacco. Tr. Urbano Campos-Luis Mínguez. Barcelona: Juan y Jaime Gaspar, 1834.

 

campos-notas

Epítome y notas, de la misma edición.

Una versión adicional, en prosa francesa:
leuconoe-fr

Oeuvres complètes d’Horace, etc. Publiées sous la direction de M. Nisard. París: J. J. Dubochet et compagnie, 1845.

Cerramos con la correspondiente inglesa:
leuconoe-eng

Horace. Odes and Epodes. Edited and translated by Niall Rudd. Cambridge-London: Harvard University Press, 2004.

Comentario.

Aráoz agrega, en la primera estrofa, el adjetivo hermosa, solo para poder rimarlo con cosa. Acierta, luego, cuando dice “no consultes adivinos”, pues los “babilonios números” ni los “cálculos caldeos” dicen mucho a un lector moderno (nótese que las versiones francesa e inglesa son más explícitas). Asimismo se desentiende de la alusión al invierno tirreno, también muy local y oscura para un americano. La última estrofa es muy ágil, de no ser porque echa en saco roto lo de “et spatio brevi / spem longam reseces” (“y estrecha en breve círculo / las largas esperanzas”, dijo Caro, muy literal), consejo horaciano muy importante en el conjunto.
Caro es difícil, como suele: qué tal el paso! interjectivo del penúltimo verso. Vergara Barros es fiel y fácil, acaso sin gracia. Respecto del carpe diem, parece que ninguna versión acierta a darle la fuerza del original.

*La inscripción latina del Claustro, en honor del rector Carrasquilla, no es redacción suya, como afirma Tesoros del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario: 350 años. El error procede de Rivas Sacconi, quien cita mal a Cortázar. La autoría es de monseñor Castro Silva.

 


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